Hasta el momento, los trabajos encaminados a la restauración de la vegetación natural se basaban casi exclusivamente en la repoblación de los elementos vegetales propios de cada formación. Así para regenerar los pinares canarios se plantan pinos (Pinus canariensis), o para aumentar la superficie cubierta por el monte verde canario se repuebla con laureles (Laurus novocanariensis), acebiños (Ilex canariensis), fayas (Myrica faya) o brezos (Erica arborea), entre otras muchas especies. Pero cuando estos trabajos de regeneración parten de zonas antropizadas en las que la vegetación natural está regenerándose rápidamente, caso de la emblemática Finca de Osorio en Teror (Gran Canaria), o de gran parte del norte insular, la cosa no es tan simple. En este precioso enclave grancanario, los laureles, barbusanos (Apollonias barbujana), brezos, fayas, y en general, toda la vegetación autóctona se está regenerando desde hace años, pero a su vez, un buen número de especies arbóreas exóticas que se cultivaban en la finca también están progresando de manera natural. Son frecuentes olmos (Ulmus minor), alcornoques (Quercus suber), robles (Quercus robur), aligustres (Ligustrum lucidum), falsas acacias (Robinia pseudoacacia), árboles del paraiso (Ailanthus altissima), Pittosporum undulatum, eucaliptus (Eucaliptus camaldulensis) y sobre todo castaños (Castanea sativa), que forma la mayor parte de la cobertura en grandes superficies de la zona. Todas estas especies exóticas se regeneran de manera natural y conviven con las autóctonas, dando lugar a bosquecillos muy atractivos estéticamente pero que en nada responden al esquema florístico y ecológico de un monte verde. Igual podríamos decir del estrato arbustivo o herbaceo. Allí conviven especies emblemáticas de la laurisilva canaria, como el bicácaro (Canarina canariensis) o la mayor población grancanaria de reina del monte (Ixanthus viscosus), con otras introducidas e invasoras como Ageratina adenophora o Chasmanthe aethiopica.
Sería necesario aclarar cuál debe ser el objetivo de un espacio natural como la Finca de Osorio: didáctico, formativo, proteccionista, etc., y realizar una gestión adecuada al objetivo. Si lo que realmente se quiere es crear un enclave de monte verde o laurisilva que sirva de ejemplo para visitantes y curiosos, debería pensarse en la necesidad de actuar sobre las especies exóticas, y no sólo en repoblar con especies autóctonas.
La creencia de que la vegetación autóctona terminará desplazando a la exótica, no está del todo contrastada ni se basa en algún caso similar, sino en apreciaciones particulares. Lo que conocemos, no del monte verde, sino del pinar canario con respecto a
Pinus pinea, es que de momento forman bosques mixtos de ambas especies, que se mantienen en el tiempo y que parece, pueden llegar a estabilizarse como tales. Es también necesario algún trabajo científico que nos diga claramente cuáles son las espectitivas de los castañares del norte insular y si es necesario actuar para facilitar el avance del monte verde o no. Otro trabajo pendiente, y van.......
Este bonito sendero que recorre un grupo de estudiantes de visita guiada ,se muestra como una muy buena representación de la laurisilva canaria. En realidad es un bosque de castaños con laureles y barbusanos y algún roble, con un sotobosque dominado por
Chasmanthe aethiopica.
Las apariencias engañan.
Ligustrum lucidum entre laureles. Su parecido le hace pasar desapercibido a los ojos de casi todo el mundo.
La falsa acacia,
Robinia pseudoacacia, también es un falso árbol del monte verde en Osorio
Plántulas de roble,
Quercus robur, en el sotobosque del bosquete de castaños, laureles, basbusanos y brezos.