Es muy difícil desconectar de lo que a uno le gusta. Imagino que el escritor no deja de serlo cuando va de vacaciones, o el arquitecto, o cualquier profesional. Pues el botánico tampoco, por lo que cuando uno se escapa a otras zonas sus ojos siguen buscando plantas que no conozca, o que reconozca como familiares. Al menos a mí me pasa.
Esta semana ocurrió algo de esto. Un viaje familiar a Bilbao, a visitar museos, comer bien y descansar al fresco, se enriqueció además con la observación del problema de las especies invasoras en esa parte de la Península Ibérica, tan distante y distinta de las Islas Canarias.
En la ciudad llaman la atención las múltiples especies que se asientan en los muros que encauzan la Ría de Bilbao, donde crecen Erigeron karvinskianus o Buddleja davidii como ejemplo de especies introducidas más comunes, pero es el el campo donde las introducciones son más importantes. Por las carreteras son frecuentes Robinia pseudoacacia, Ailanthus altissima, pero me centraré en la costa, sobre todo la arenosa. Los escasos sistemas dunares cantábricos que quedan son ocupados por varias especies invasoras, traigo aquí el ejemplo de las dunas de la Playa de Gorliz-Plentzia, donde es posible encontrar un magnífico sistema de arenas móviles, con una rica flora local, pero en la que también son frecuentes Acacia melanoxylon, Oenothera gr. biennis (posiblemente Oenothera x fallax), incluso Cupressus sp., Pittosporum tobira, con una tendencia progresiva muy alarmante.
Pero si hay una planta que pueda calificarse como alarmantemente invasora esta es Cortaderia selloana. Esta planta esta omnipresente en todas las zonas humanizadas, desde encaramada a cosntrucciones antiguas, muros, hasta en eriales abandonados húmedos, pasando por las propias dunas medianamente consolidadas. Esta planta, denominada comunmente plumero de la pampa, es sin duda la que más llama la atención de cualquier visitante. Hay otras muchas otras especies invasoras en el País Vasco, desde Baccharis halimifolia hasta Fallopia japonica o Carpobrotus edulis (se recomienda ver cualquiera de las publicaciones sobre este tema, como por ejemplo http://editaefa.com/aefa/PDF/Herrera/Flora_castellano.pdf). Pero estas son las que yo vi en este viaje, un pequeño resumen que no pudieron enturbiar el asombroso paisaje del camino Kukulu desde la playa hasta el Faro de Gorliz, con sus encinares colgados en el risco entre brezales. Espectacular.
Erigeron karvinskianus
Buddleja davidii
Dunas inmovilizadas de la playa de Gorliz. Pueden verse en las imágenes Cortaderia selloana, Cupressus sp., Acacia melanoxylon y Oenothera gr. biennis
Detalle de Oenothera gr. biennis
Ejemplar adulto de Pittosporum tobira creciendo bajo el pinar de Pinus pinea que estabiliza completamente las dunas.
Juvenil de Pittosporum tobira
Frutos de Pittosporum tobira de un ejemplar asilvestrado.
Pittosporum tobira es muy utilizado en los jardines de las urbanizaciones vecinas a la playa por su resistencia al salitre.
Cortaderia selloana creciendo en el muro de la Iglesia de Santiago, en el Casco Viejo de la capital bilbaína. La plasticidad de esta planta le permite colonizar multitud de hábitats en las condiciones climáticas adecuadas. Es quizá la planta que parece ser más dañina para el patrinomio natural e historico de Euskal Herría.