Muchas de las discusiones más importantes que se están produciendo sobre los temas ambientales en los últimos tiempos, tienen su origen en una educación ambiental mal asimilada. Cuando en 2011 se publicó el primer decreto que creaba el listado de especies exóticas invasoras, se suscitó una importante discusión sobre la inclusión de algunas especies en este listado: el almendro, el conejo, la tunera, etc. Muchas personas e instituciones pusieron el grito en el cielo porque especies consideradas emblemáticas del paisaje canario se introdujesen en estas listas. No entendían la diferencia entre un almendro en un bancal y un almendro naturalizado en la ladera de un espacio natural protegido. Esta discusión renace de vez en cuando.
En la última semana la polémica se ha suscitado por el control de cabras cimarronas o guaniles que ponen en peligro la supervivencia de especies endémicas y en peligro de extinción. Mucha gente considera a la cabra un elemento más del paisaje canario, y están en contra de cualquier maltrato animal, sea por la razón que sea.
Hace pocos días, al visitar uno de los espacios naturales protegidos de Gran Canaria, el sitio de interés científico de Jinámar, encontramos, en medio de las parcelas donde se está introduciendo el endemismo Lotus kunkelii, uno de los más amenazados de Canarias, varios ejemplares de plantas ornamentales. Entre ellas estaban Agave attenuata, Aloe sp., una especie grancanaria de riscos de las medianías del norte, Aeonium canariense var. virgineum (=A. virgineum), y varios ejemplares de la invasora Leucaena leucocephala. Si no me creen pueden ver algunas en las fotos que acompañan esta entrada. Esta última, el aromo blanco (Leucaena leucocephala) está considerada una de las especies más invasoras del planeta, y está incluida en el catálogo de especies exóticas invasoras, por lo que la persona que las plantó puede ser sancionado por ello.
¿Qué ocurre para que, cuando la gente cree estar haciendo un bien al medio, está en realidad cometiendo una agresión al medio de gran envergadura? Por que se nos ha dicho muchas veces que plantar árboles está bien, que proteger a los animales es lo mejor, y que tenemos que colaborar en estas acciones. No nos han educado bien, a la gente se les ha llenado la cabeza de tópicos que ahora creen que son verdades inmutables. Los animales no se pueden matar (y mucho menos a los animales tipo b, bonitos, blanditos, frente a los animales de tipo a, asquerosos). Mejor plantar árboles que hierbajos o matojos, aunque sean árboles exóticos o invasores. Y sobre todo, yo tengo capacidad de opinión, y mi opinión vale tanto como la de cualquier otro, aunque sea un experto que ha dedicado muchos años de su vida a estas cuestiones.
Por favor, aprendamos un poco de las cuestiones ambiantales antes de realizar cualquier acción, aunque creamos que no puede hacer daño a nadie. Igual que no nos ponemos a dirigir el tráfico en una calle (aunque no nos falten ganas), no podemos intervenir en el medio, para ello ya están los profesionales.
Ejemplar de Agave attenuata en el Sitio de Interés Científico de Jinámar
Situación y detalle de los ejemplares de Aloe sp., y de Aeonium canariense var. virgineum, junto a un balancón en el interior de otra parcela de Jinámar.
Ejemplar de Leucaena leucocephala en el interior de una parcela planta con Lotus kunkelii en inámar. La persona que lo plató hizo un agujero, rodeo la planta con piedras y colocó una malla protectora contra los conejos. Seguramente también regó la planta alguna vez. En la última imagen, justo debajo de la piedra del centro puede verse una plántula de Lotus kunkelii germinando tras las lluvias. Esta actuación pone en serio peligro el éxito de esta reintroducción. Por suerte estos ejemplares se arrancaron con cuidado para no afectar a la plántula. Hemos matado una planta para salvar otra. ¡Somos unos desalmados!