No son frecuentes las naturalizaciones en ambientes fuertemente especializados como los saladares y zonas costeras (salvo el caso de Carpobrotus). La planta que aquí tratamos es uno de esos casos raros. El salado Limoniastrum monopetalum es abundantemente utilizado en jardinería, aunque es una planta propia de saladares de la costa del sur de Portugal, oeste de Andalucía, y de manera esporádica por el Mediterráneo, tanto europeo como africano. En Canarias se conce su presencia como naturalizada en Gran Canaria y Fuerteventura, aunque siempre se han tenido dudas sobre si se trataba de plantas escapadas de jardines o de simple jardinería abandonada (confirmar en el artículo: Limoniastrum monopetalum (L.) Boiss. (Plumbaginaceae), adición a la flora de Fuerteventura (Islas Canarias): Notas taxonómico-corológicas de la Flora Macaronesica (Nº 28-34), de Rubén Barone Tosco, Stephan Scholz y R. Mesa en Botánica Macaronésica, Nº. 21, de 1995, pags. 59-60, que pueden descargarse aquí). A pesar de estas lógicas dudas, Limoniastrum monopetalum puede encontrarse perfectamente aclimatado en varios puntos de la costa grancanaria, sobre todo en las desembocaduras de los grandes barrancos del este insular: Guayadeque y Tirajana, donde comparte hábitat con Traganum moquinii, Zygophyllum fontanesii, Suaeda mollis, etc., al igual que lo hace en Fuerteventura. Acompaña a esta entrada una imagen de un ejemplar de gran talla que puede verse en Tenefé, la desembocadura del Barranco de Tirajana. Este mes de marzo se encuentra en floración. Su presencia no parece afectar en gran medida a la flora autóctona, por lo que habrá que realizar un seguimiento sobre la capacidad de ocupar espacio y de desplazar a nuestras maltratadas plantas de la zona costera.
Detalle de las hojas con concreciones salinas y de las inflorescencias aún sin abrir.
Detalle de las hojas con concreciones salinas y de las inflorescencias aún sin abrir.