Traemos aquí una apreciación que relaciona las especies introducidas y sus orígenes. Es evidente que la proximidad ecológica y geográfica de las Islas Canarias a la región Mediterránea hace que muchas de las especies nativas de esta región puedan crecer en las islas con facilidad, y que el número de introducidas, probables o seguras, con este origen sea muy elevado. Sin embargo, y a pesar de que este tipo de especies deberían acomodarse a nuestro clima de manera más sencilla que las procedentes de las zonas tropicales, las especies mediterráneas no suelen convertirse en invasoras. Su peligro reside más en su capacidad de hibridación (Arbutus unedo, Phoenix canariensis), que en la facilidad de su propagación. Las especies más "invasivas" suelen tener origenes tropicales, ya sean americanos (Opuntia spp.; Agave spp.; Ageratina adenophora; Tradescantia fluminensis), africanos (Pennisetum setaceum; Calotropis proceras) o asiáticos (Cyrtomium falcatum y, probablemente, Arundo donax). Pero las regiones de clima similar al mediterráneo más alejadas de Canarias también aportan un buen número de especies invasoras a nuestro entorno. Son del sur de África: Oxalis pes-caprae; Pelargonium spp., y del sur de Australia, Maireana brevifolia y varias especies del género Acacia.
Lo dicho, parece que cuanto más alejado está el origen de las especies introducidas, más potencial invasor tienen éstas, o dicho de otro modo, cuanto más cercano es su procedencia menos capacidad de invadir poseen las plantas. Curioso.
Mencionamos en esta entrada cuatro ejemplos de especies de origen mediterráneo, bien asentadas en muchas islas, consideradas introducidas seguras, pero sin carácter invasor. Son Verbascum virgatum, Lamium amplexicaule, Mentha longifolia y Lavatera arborea. Las cuatro están presentes en cuatro o más islas del Archipiélago, son frecuentes y en ocasiones caracterizan las comunidades donde viven, pero no parece que desplacen a otras especies autóctonas o que modifiquen el ambiente. ¿Serán realmente introducidas?