Al contrario de los alcornocales de Osorio, cuyo origen es su plantación como fuente de recursos para el campesino, las plantaciones realizadas en los años 70 en la Montaña de Amagro no tienen más sentido que una política equivocada de "reforestaciones" utilizando especies exóticas. La idea era buena: plantar especies arbóreas y arbustivas para preservar el suelo, quizá con un objetivo hidrológico, relacionado con la extensión de la agricultura intensiva bajo plástico de plataneras, tomateras, etc., que se propagó en aquellas mismas fechas. El error fue el método escogido para la reforestación: el aterrazamiento mediante maquinaria pesada, y las especies utilizadas: especies exóticas, no más resistentes a las condiciones climáticas locales que muchas especies autóctonas. De hecho, las plantaciones recientes de sabinas, acebuches, almácigos, gaydiles, etc., están teniendo similares resultados.
Parte de las plantaciones de la cara noreste de Amagro
Las especies exóticas utilizadas fueron varias:
Acacia cyclops, la denominada popularmente acacia majorera,
Tetraclinis articulata,
Pinus halepensis,
Cupressus macrocarpa, e incluso algunos pinos canarios.
Grupo de
Tetraclinis articulata (color verde oscuro) y
Acacia cyclops (con ramas secas y de color verde amarillento) en la ladera noreste de Amagro.
Detalle de la inflorescencia femenina de
Tetraclinis articulata. No hemos encontrado plántulas ni juveniles de esta especie en la zona, pero se conoce su asilvetramiento en otros puntos de la isla.
Juvenil de
Acacia cyclops. Aunque la acacia majorera parece estar en peor estado que el resto de especies utilizadas en la plantación, su capacidad de dispersión la hace muy problemática.
Ejemplar de
Pinus halepensis. El porte achaparrado de esta y del resto de especies indica las difíciles condiciones de viento que resisten las plantas deen la zona
Un grupo de cipreses de california,
Cupressus macrocarpa.
Un pino canario en primer término. Su aspecto y el porte habla de las malas condicines en que se encuentra. Curiosamente, este árbol crece en la zona donde abunda
Cistus monspelensis, el juagarzo, especie compañera del pinar en otros ambientes de la Isla.
Estas plantas se han mentenido en los lugares con mejores suelos y con orientaciones más adecuadas, dificultando la progresión natural de los mejores terrenos de Amagro y la presencia de especies endémicas en peligro de extinción. Pero en aquellos lugares donde las plantaciones no fueron exitosas, el efecto del aterrazamiento ha ocasionado graves daños a la regeneración natural e incluso ha fomentado lo que se quería evitar, la erosión del suelo.
Zona aterrazada y erosionada en la cara norte de Amagro. La ladera de la derecha, sin aterrazar y cubierta de tabaibas dulces (
Euphorbia balsamifera), y sin grandes muestras de erosión, prueba la mala elección del método para el mantenimiento del suelo.
Argyranthemum lidii, una especie endémica de Gran Canaria que, junto a otras presentes en Amagro en las zonas de plantaciones (
Limonium sventenii,
Crambe tamadabensis), son muy raras y se consideran en peligro de extinción.
¿Se debe actuar en estas zonas? Sin duda. La erosión y la presencia muy cercana y abundante de especies invasoras, como
Pennistum setaceum o
Lampropeltis getula, ya dentro del espacio y en progreso, precisan de actuaciones, repoblando con especies autóctonas las cárcavas y espacios erosionados, fomentando las especies en peligro, eliminando las introducidas con potencial invasor.
Se debe actuar con fineza, como un cirujano, sin producir impactos mayores de los que se quieren evitar. Sin olvidar la acción de los conejos, muy intensa en toda la montaña, y de algún asentamiento humano que se han consolidado en los últimos años