En Canarias existen en la actualidad dos especies de perdices asilvestradas: la perdiz roja (Alectoris rufa), presente sólo en Gran Canaria, y la perdiz moruna (Alectoris barbara), presente en todas las Islas, aunque con poblaciones de muy desigual importancia. Ambas se consideran introducidas en el Archipiélago Canario (http://www.interreg-bionatura.com/especies/index.php?opt=verDatos#), aunque su historia en las islas han pasado por muy diferentes momentos. Este carácter de especies introducidas y su importancia cinegética han permitido tradicionalmente el tránsito de estas especies de unas islas a otras, realizando sueltas, controladas o no, intentando crear poblaciones estables en todas las Islas. De sus vicisitudes históricas en las islas podemos obtener algunas conclusiones que nos permitirán conocer algo más de las características de esta introducción.
Juan Núñez de la Peña (1676) nos explica, que los regidores de las islas redactaron un acuerdo en 1526, pocos años después de finalizada la conquista castellana de las Islas, que ordenaba no dar carga a los navíos procedentes de la Península que no trajesen 10 parejas de perdices vivas y dos parejas de liebres, y las liberasen. El propio Núñez de la Peña nos indica que en la época en que escribió su obra Conquista y Antigüedades de Canarias, las perdices habían prosperado en todas las Islas. Pero, ¿qué especie se liberó en este primer momento? Los barcos procedían de la Península Ibérica, así que las perdices que portaban eran sin duda la perdiz roja (Alocteris rufa). Este dato es confirmado años más tarde por Viera y Clavijo, quien a principios del s. XIX, escribe en su Diccionario de Historia Natural, que las perdices son comunes en las islas de Tenerife y Gran Canaria, y en ambas islas pertenecen a la misma especie: "son de la especie de la perdiz de patas, ojos y pico encarnado. Tienen bordado, el cuello y la gorguera e manchitas obscuras..." Esta es la descripción de la perdiz roja, ya que la moruna tiene manchas blancas en cuello y gorguera. La perdiz moruna se ha introducido en épocas más recientes, quizá desde mediados del siglo XIX, cuando es citada en la obra de Webb y Berthelot, pero de forma masiva en el siglo XX, cuando se introdujeron en Fuerteventura, El Hierro, La Palma y también en Gran Canaria. (confirmar en Aves del Archipiélago Canario, de Aurelio Martín y Juan Antonio Lorenzo). Desde estas islas han pasado, de manera natural o no, a poblar todos los islotes e islas restantes. Vista esta historia pueden asaltarnos varias dudas: ¿qué paso con la perdiz roja en Tenerife? ¿son restos de estas antiguas poblaciones los ejemplares que se ven ocasionalmente en Anaga? ¿Por qué la perdiz moruna no coloniza Gran Canaria de igual manera que la roja? ¿Por qué es necesaria la suelta periódica de ejemplares nacidos en cautividad para estabilizar las poblaciones de ambas especies de perdices?
Las perdices se establecieron en unas islas eminentemente agrícolas, donde la superficie dedicada al cultivo de cereales debió ser muy importante, aportando este recurso una gran cantidad de alimento a estas especies. Cuando se redujo o desapareció este cultivo, las poblaciones de perdices debieron sufrir de manera importante la falta de alimento, así que estas especies acabaron teniendo poblaciones muy fluctuantes que necesitan periódicamente de ayuda por nuestra parte. Poco o nada sabemos sobre su efecto sobre el sistema, aunque no parece demasiado importante. Ambas perdices se alimentan de brotes, semillas y algunos insectos e invertebrados. En el caso de la perdiz moruna sí llega a ser frecuente en Fuerteventura y en los islotes, lugares de ambientes más similares a sus lugares de procedencia.
No están, ni estarán, en ningún listado de especies invasoras. Su presencia en Canarias es un hecho histórico y cultural, además de tener un alto interés cinegético. Aún así debería estudiarse cómo influyen las sueltas masivas periódicas a las poblaciones de sus posibles depredadores y a su alimento. Véase el ejemplo de las últimas sueltas en Gran Canaria de unas 6.000 perdices rojas (ver http://www.club-caza.com/actualidad/actualver.asp?nn=1919), donde se dice que "el proceso de suelta, adolece de ciertas mejoras de hábitat previas a la liberación de los animales, como el control de predadores". ¿A qué depredadores se refiere y a qué llama "control"? La mayor parte de ssu depredadores son también animales introducidos: gatos, perros, pero también pueden ser depredadas por aguilillas (Buteo buteo) u otras rapaces autóctonas.
Además, la traslocación de especies cinegéticas tiene sus peligros, incluso para las propias especies traslocadas. A este respecto recomiendo la lectura del trabajo de RAMÓN C. SORIGUER, FRANCISCO J. MÁRQUEZ Y JESÚS M. PÉREZ (LAS TRANSLOCACIONES (INTRODUCCIONES Y REINTRODUCCIONES) DE ESPECIES CINEGÉTICAS Y SUS EFECTOS MEDIOAMBIENTALES), publicado en Galemys, 10 (2), 1998, y accesible en este enlace http://www.secem.es/GALEMYS/PDF%20de%20Galemys/10%20%282%29.pdf/02.%20Soriguer%20%2819-35%29.pdf
Todo esto (y mucho más que desconocemos) para saber más y comprender mejor el caso de las perdices en Canarias. Nada es sencillo.
Juan Núñez de la Peña (1676) nos explica, que los regidores de las islas redactaron un acuerdo en 1526, pocos años después de finalizada la conquista castellana de las Islas, que ordenaba no dar carga a los navíos procedentes de la Península que no trajesen 10 parejas de perdices vivas y dos parejas de liebres, y las liberasen. El propio Núñez de la Peña nos indica que en la época en que escribió su obra Conquista y Antigüedades de Canarias, las perdices habían prosperado en todas las Islas. Pero, ¿qué especie se liberó en este primer momento? Los barcos procedían de la Península Ibérica, así que las perdices que portaban eran sin duda la perdiz roja (Alocteris rufa). Este dato es confirmado años más tarde por Viera y Clavijo, quien a principios del s. XIX, escribe en su Diccionario de Historia Natural, que las perdices son comunes en las islas de Tenerife y Gran Canaria, y en ambas islas pertenecen a la misma especie: "son de la especie de la perdiz de patas, ojos y pico encarnado. Tienen bordado, el cuello y la gorguera e manchitas obscuras..." Esta es la descripción de la perdiz roja, ya que la moruna tiene manchas blancas en cuello y gorguera. La perdiz moruna se ha introducido en épocas más recientes, quizá desde mediados del siglo XIX, cuando es citada en la obra de Webb y Berthelot, pero de forma masiva en el siglo XX, cuando se introdujeron en Fuerteventura, El Hierro, La Palma y también en Gran Canaria. (confirmar en Aves del Archipiélago Canario, de Aurelio Martín y Juan Antonio Lorenzo). Desde estas islas han pasado, de manera natural o no, a poblar todos los islotes e islas restantes. Vista esta historia pueden asaltarnos varias dudas: ¿qué paso con la perdiz roja en Tenerife? ¿son restos de estas antiguas poblaciones los ejemplares que se ven ocasionalmente en Anaga? ¿Por qué la perdiz moruna no coloniza Gran Canaria de igual manera que la roja? ¿Por qué es necesaria la suelta periódica de ejemplares nacidos en cautividad para estabilizar las poblaciones de ambas especies de perdices?
Las perdices se establecieron en unas islas eminentemente agrícolas, donde la superficie dedicada al cultivo de cereales debió ser muy importante, aportando este recurso una gran cantidad de alimento a estas especies. Cuando se redujo o desapareció este cultivo, las poblaciones de perdices debieron sufrir de manera importante la falta de alimento, así que estas especies acabaron teniendo poblaciones muy fluctuantes que necesitan periódicamente de ayuda por nuestra parte. Poco o nada sabemos sobre su efecto sobre el sistema, aunque no parece demasiado importante. Ambas perdices se alimentan de brotes, semillas y algunos insectos e invertebrados. En el caso de la perdiz moruna sí llega a ser frecuente en Fuerteventura y en los islotes, lugares de ambientes más similares a sus lugares de procedencia.
No están, ni estarán, en ningún listado de especies invasoras. Su presencia en Canarias es un hecho histórico y cultural, además de tener un alto interés cinegético. Aún así debería estudiarse cómo influyen las sueltas masivas periódicas a las poblaciones de sus posibles depredadores y a su alimento. Véase el ejemplo de las últimas sueltas en Gran Canaria de unas 6.000 perdices rojas (ver http://www.club-caza.com/actualidad/actualver.asp?nn=1919), donde se dice que "el proceso de suelta, adolece de ciertas mejoras de hábitat previas a la liberación de los animales, como el control de predadores". ¿A qué depredadores se refiere y a qué llama "control"? La mayor parte de ssu depredadores son también animales introducidos: gatos, perros, pero también pueden ser depredadas por aguilillas (Buteo buteo) u otras rapaces autóctonas.
Además, la traslocación de especies cinegéticas tiene sus peligros, incluso para las propias especies traslocadas. A este respecto recomiendo la lectura del trabajo de RAMÓN C. SORIGUER, FRANCISCO J. MÁRQUEZ Y JESÚS M. PÉREZ (LAS TRANSLOCACIONES (INTRODUCCIONES Y REINTRODUCCIONES) DE ESPECIES CINEGÉTICAS Y SUS EFECTOS MEDIOAMBIENTALES), publicado en Galemys, 10 (2), 1998, y accesible en este enlace http://www.secem.es/GALEMYS/PDF%20de%20Galemys/10%20%282%29.pdf/02.%20Soriguer%20%2819-35%29.pdf
Todo esto (y mucho más que desconocemos) para saber más y comprender mejor el caso de las perdices en Canarias. Nada es sencillo.
1 comentario :
Artículo muy interesante. Recientemente observé la perdiz moruna en varias zonas de la isla de Lanzarote, en concreto, en la zona de Haría, Guatiza y Famara.
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