El amigo Fabián Hernández Romero envía una imagen de Eschscholzia californica recogida en un erial próximo a la Facultad de Biología en La Laguna (Tenerife) además de explicar su preocupación sobre la presencia de esta planta en zonas de pinar canario de esa Isla. La inquietud de Fabian nos sirve para reflexionar sobre las popularmente llamadas "amapolas", plantas herbáceas anuales de la familia de las Papaveráceas, con pétalos llamativos, y calificados como malas hierbas propias de campos de cultivo de secano y abandonados, bordes de carreteras, etc. En Canarias las más conocidas son la amapola común (Papaver rhoeas), la adormidera, conocida en Canarias como amapola borracha o amapolón (Papaver somniferum), el cardo santo o amapola amarilla (Argemone mexicana y Argemone ochroleuca, consideradas en ocasiones como una única especie), y la ya comentada amapola de California (Eschscholzia californica).
Las dos especies del género Papaver son consideradas como posiblemente nativas, mientras que las otras dos son calificadas como introducidas e invasoras (según el Listado de Especies Silvestres de Canarias). Las amapolas del género Argemone viven en las zonas más secas, en cauces de barrancos y derrubios, y puede invadir comunidades de fondos de barranco, sin ocasionar graves transtornos al medio (difícilmente puede catalogarse como especie transformante).
La amapola de California crece desde las medianías hasta las cumbres de Tenerife y Gran Canaria, y ha sido citada también en El Hierro, La Palma y Lanzarote, ocupando bordes de carreteras, campos abandonados, e incluso presentándose en pinares quemados al poco de ocurrir este incidente. A pesar de su fama de invasora, tampoco parece que altere gravemente el hábitat donde crece, y en escasísimas ocasiones aparece en lugares nada o poco alterados por el hombre. De hecho, en Tenerife puede verse por la cerretera que asciende desde La Laguna hasta el Parque Nacional de Las Cañadas del Teide, pero no parece adentrarse en el pinar ni mucho menos en las comunidades de cumbre de Tenerife.
Su consideración podría limitarse a ser tratada como una mala hierba, eso sí, muy llamativa y espectacular, lo que produce una mayor preocupación en los gestores de estos medios que si pasara desapercibida, como ocurre con una gran cantidad de malas hierbas que tienen similar comportamiento. En esta ocasión su espectacularidad juega en su contra. En Gran Canaria actúa más extensamente, ocupando muchos campos de cultivo abandonados, de donde no se plantea su erradicación e incluso "da belleza al paisaje".
Sobre la consideración de las amapolas del género Papaver, su distribución mediterránea hace muy difícil conocer si son autóctonas o no, aunque en el caso de la adormidera, su uso como planta ornamental puede implicar que se introdujo de esta manera en las Islas.
Papaver rhoeas, la amapola común, de distribución mediterránea y por tanto posiblemente autóctona en Canarias.
Papaver somniferum, la adormidera. Amapola cultivada desde antiguo como ornamental y medicinal. De muy difícil catalogación. Considerada como posiblemente nativa.
Argemone ochroleuca, especie mesoamericana, considerada por algunos autores distinta a Argemone mexicana. En Canarias se ha citado en Gran Canaria y Tenerife
Argemone mexicana, llamado cardo santo en su zona de origen. Común en zonas bajas y secas de La Palma, Tenerife, Gran Canaria y posiblemente de Lanzarote.
Eschscholzia californica, detalle de la imagen cedida amablemente por Fabián Hernández, obtenida en La Laguna, Tenerife
La amapola de California creciendo en la base de un pino quemado a 1800 m de altitud en las cumbres de Gran Canaria. Cuando el pinar se recuperó la amapola desapareció del pinar, limitándose a los bordes de la carretera próxima.
Campo de cultivo abandonado y cubierto por la amapola de California en las proximidades de Bandama, Gran Canaria, a unos 500 m de altitud.
La amapola de California crece desde las medianías hasta las cumbres de Tenerife y Gran Canaria, y ha sido citada también en El Hierro, La Palma y Lanzarote, ocupando bordes de carreteras, campos abandonados, e incluso presentándose en pinares quemados al poco de ocurrir este incidente. A pesar de su fama de invasora, tampoco parece que altere gravemente el hábitat donde crece, y en escasísimas ocasiones aparece en lugares nada o poco alterados por el hombre. De hecho, en Tenerife puede verse por la cerretera que asciende desde La Laguna hasta el Parque Nacional de Las Cañadas del Teide, pero no parece adentrarse en el pinar ni mucho menos en las comunidades de cumbre de Tenerife.
Su consideración podría limitarse a ser tratada como una mala hierba, eso sí, muy llamativa y espectacular, lo que produce una mayor preocupación en los gestores de estos medios que si pasara desapercibida, como ocurre con una gran cantidad de malas hierbas que tienen similar comportamiento. En esta ocasión su espectacularidad juega en su contra. En Gran Canaria actúa más extensamente, ocupando muchos campos de cultivo abandonados, de donde no se plantea su erradicación e incluso "da belleza al paisaje".
Sobre la consideración de las amapolas del género Papaver, su distribución mediterránea hace muy difícil conocer si son autóctonas o no, aunque en el caso de la adormidera, su uso como planta ornamental puede implicar que se introdujo de esta manera en las Islas.
Papaver rhoeas, la amapola común, de distribución mediterránea y por tanto posiblemente autóctona en Canarias.
Papaver somniferum, la adormidera. Amapola cultivada desde antiguo como ornamental y medicinal. De muy difícil catalogación. Considerada como posiblemente nativa.
Argemone ochroleuca, especie mesoamericana, considerada por algunos autores distinta a Argemone mexicana. En Canarias se ha citado en Gran Canaria y Tenerife
Argemone mexicana, llamado cardo santo en su zona de origen. Común en zonas bajas y secas de La Palma, Tenerife, Gran Canaria y posiblemente de Lanzarote.
Eschscholzia californica, detalle de la imagen cedida amablemente por Fabián Hernández, obtenida en La Laguna, Tenerife
La amapola de California creciendo en la base de un pino quemado a 1800 m de altitud en las cumbres de Gran Canaria. Cuando el pinar se recuperó la amapola desapareció del pinar, limitándose a los bordes de la carretera próxima.
Campo de cultivo abandonado y cubierto por la amapola de California en las proximidades de Bandama, Gran Canaria, a unos 500 m de altitud.
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