La idea de que existen una serie de zonas con características peculiares que les hacen ser más asequibles para la proliferación de especies vegetales introducidas no es nueva. Es frecuente ver cómo las plantas ornamentales se asilvestran en bordes de carretera, cauces de barrancos alterados, eriales y escombreras, etc. Este tipo de ambientes suelen agrupar varias características apropiadas para la proliferación de nuevas especies: están cerca de zonas ajardinadas de donde proceden las semillas o propábulos, sus suelos son ricos en nitrógeno y suelen ser más húmedos que las zonas naturales o seminaturales circundantes.
Un claro ejemplo son los ya mencionados cauces alterados de barranco, pongamos por ejemplo, la desembocadura del barranco de Telde, Bocabarranco, entre el centro comercial Las Terrazas y la ITV cercana (ver la imagen que acompaña la entrada). Potencialmente se trataría de un cauce dominado por tarajales (Tamarix canariensis) y salados (Suaeda vera, Schizogyne sericea, Suaeda mollis, etc.), de los que afortunadamente quedan relictos importantes en la misma zona. Pero el aporte de escombros, la construcción de un gasoducto que lo cruza, la "limpieza" periódica que sufre y el paso de vehículos y personas, lo ha transformado de manera muy profunda. Pues bien, en unas cuantas decenas de metros podemos encontrar sin ninguna dificultad más de 20 especies de plantas introducidas, algunas de ellas muy frecuentes en otras muchas zonas similares de todo el Archipiélago, como Datura stramonio, Datura innoxia, Lycopersicon esculentum, Cynodon dactylon, Nicotiana glauca, Atriplex semibaccata, Washingtonia sp., Pennisetum setaceum, Ricinus communis, etc., y otras más raras como Cortaderia selloana (dos ejemplares), Paspalidium geminata, Moricandia arvensis, o Malephora crocea (más de 5 ejemplares dispersos por todo el cauce).
La presencia de estas plantas en este tipo de hábitats no es un problema inmediato, ay que se trata de ambientes muy alterados, pero sí pueden servir de "reservorios" donde estas plantas crecen, se aclimatan y pueden mantener poblaciones más o menos estables que, si logran asociarse con otros organismos que los dispersen, podrían ser fuente de futuros problemas, como ocurre con los aromeros (Acacia farnesiana) y los conejos.
El control de estos hábitats de acogida resulta sencillo e importante para la detección temprana de nuevas plantas potencialmente invasoras.
Zona de Bocabarranco donde se acumulan todas las plantas citadas
Malephora crocea, en flor en esta época y frecuente en la zona.
Atriplex semibaccata
Cortaderia solloana
Moricandia arvensis
Paspalidium geminatum
Washingtonia sp. y Cortaderia selloana
Lycopersicon esculentum
2 comentarios :
Dadas las características microclimáticas de la zona, sería tan fácil devolver a la zona a su estado natural en todo su esplendor.
Y de paso controlar la posible invasión de la flora exótica
Yo mismo estaría dispuesto ante la desidia de la administración
Hola Anónimo:
Gracias por participar en el blog. Es cierto que esa zona, como tantas otras, no sería difícil de regenerar, pero está sometida a tantos impactos (escombros, paso de vehículos, basuras, aguas residuales, avenidas de agua tras los temporales, etc., que la actuación en la zona se vería muy pronto superada. Hay que ahorrar esfuerzos y priorizar lugares con mejores perspectivas de conservación. Estas zonas deben trabajarse con fines educativos, como zonas de expansión del hipotético ecoparque que debería haberse abierto tras la construcción de Las Terrazas, etc.
De nuevo gracias por su participación y un saludo.
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