jueves, 13 de junio de 2013

El efecto de los herbívoros introducidos sobre la violeta del Teide (Viola cheiranthifolia)

El catedrático de Botánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Pedro Sosa Henríquez, y el equipo que conforma el grupo de investigación "Biogeografía, Conservación y Territorio",  (http://www.gi.ulpgc.es/bcyt/) entre los que se encuentra el doctor Claudio J. Moreno Medina, autor de las fotografías que ilustran esta entrada, nos hacen llegar tristes noticias sobre el estado en que se encuentran las poblaciones de la emblemática violeta del Teide (Viola cheiranthifolia) en el Parque Nacional de Las Cañadas.
Dicho equipo de investigación está embarcado en un ambicioso e interesante estudio sobre la diversidad genética y poblacional de las principales especies del género Viola en Canarias, y para eso está visitando las principales poblaciones de la violeta del Teide. Pues bien, al parecer este año el número de ejemplares que han encontrado en Guajara, Montaña Blanca, y en otras localidades clásicas para esta especie es muy bajo, y los individuos son generalmente de pequeño tamaño. Pero no ocurre lo mismo en todos los lugares visitados. 
En La Rambleta, cerca del final del polémico teleférico, hay situada una parcela vallada para preservar las plantas de violeta de la predación de herbívoros introducidos, concretamente del conejo común europeo (Oryctolagus cuniculus) y del muflón (Ovis orientalis). En este vallado, que no debe superar los 500 m2, crecen más de 200 ejemplares de tamaño y floración espectacular, y fuera de él ¡ni un solo individuo! ¿Hacen falta más pruebas para comprender que los herbívoros introducidos producen daños irreparables a nuestra flora endémica? Un dato, el Parque Nacional de Las Cañadas es el más visitado de Europa, con 2,8 millones de visitantes en 2008. No pretendo decir que todos estos visitantes se acercan al Parque para ver a la violeta, quizá no la vea ninguno de ellos, pero sin duda quieren saber que se encuentran en un espacio natural privilegiado, con un número de endemismos locales muy importante, y con una flora emblemática espectacular. ¿A qué altura quedaríamos frente a estos millones de visitantes si llegan a saber que la maravillosa violeta del Teide es pasto de conejos y muflones y que no hacemos nada por evitarlo? ¿Para cuándo la erradicación total de los muflones de Tenerife y el control poblacional efectivo de las poblaciones de conejos del Parque Nacional? ¿Habrá que esperar a que la especie desaparezca, o a que sencillamente Pedro y su equipo nos digan que su diversidad genética es tan limitada que ya es irrecuperable?
Y finalmente una observación, ¿se imaginan cómo debían ser las laderas del Teide antes de la traída de herbívoros a Las Cañadas? Debió ser un espectáculo maravilloso, ¿por qué no trabajar para recuperarlo?

Gracias a Claudio Moreno por las fantásticas imágenes, a Pedro Sosa por la información y a los dos por su amistad (¿ha quedado muy cursi?)

  Ejemplar de Viola cheiranthifolia de la población de Montaña Blanca, expuesta a los herbívoros. Véase el tamaño del mismo

 Individuo de Viola cheiranthifolia dentro de la parcela protegida de herbívoros en La Rambleta. Puede compararse con la imagen anterior y sacar conclusiones.

 Aspecto de la parcela y del vallado que la protege, se observan perfectamente la abundancia de ejemplares de violeta del Teide, bien visibles en la base de la fotografía. Fuera del cercado no se encontró ningún individuo. En la imagen, Pedro Sosa y Priscila Rodríguez, miembros del equipo de investigación antes mencionado.
Fotografías de Claudio J. Moreno Medina (cmoreno@dgeo.ulpgc.es)


5 comentarios :

Pedro dijo...

Es exactamente lo mismo que ocurre en las cumbres de la Caldera de Taburiente donde dentro de las parcelas hay un estallido de vida y fuera no hay ni un ejemplar de ninguna especie salvo codesos. O en las cumbres del Macizo de Amurga con multitud de pinos nacidos pero ramoneados por cabras y conejos y presentan multiples ramificaciones de un tamaño ínfimo. La verdad es que los herbívoros introducidos son un lastre importante para la recuperación de la vegetación tanto natural como la realizada por la mano del hombre si no se le poneun mínimo de protección y eso siempre feísimo ambiental y paisajisticamente hablando. Las plantas se ven condenadas a vivir enjauladas por el resto de sus vidas si no quieren desaparecer. Muy bueno el artículo y muchas gracias por esta gran labor de divulgación!!!

Juanillo dijo...

Excelente entrada, y la verdad que para muestra un botón... las imágenes hablan por si solas... a ver si se le mete mano un día en serio al tema de cabras guaniles, muflones y arruís... con el conejo igual es más difícil... Un saludo y gracias por tu labor divulgativa

Anónimo dijo...

Hola a los dos, y perdón por no contestar antes. Esto de los herbívoros es algo que todos sabemos, pero que nadie se atreve a meterle mano. Y ahora que los Parques Nacionales dependen de las Islas menos. A mi entender es la peor amenaza que existe hoy sobre la biodiversidad insular, y no debes er muy difícil de afrontar: 5 años de batidas, en serio, y se acaban muflones, arruís e híbridos (entre muflones y ovejas, que también los hay en La Palma). Lo del conejo es más complicado, pero también se deberían iniciar trabajos para valorar las poblaciones, para erradicarlos de zonas concretas, etc. Cualquier cosa menos no hacer nada, que es lo que ocurre hoy.
Menos lloros y a trabajar (eso me lo digo a mi mismo). Un saludo y de nuevo gracias por su participación y opiniones.

rainman dijo...

Cuando se habla de especies invasoras de uso cinegético, siempre se habla de controlar, no de eliminar. Me gustaría conocer su opinión sobre la necesidad o no de eliminar las poblaciones de conejos de las islas.

Anónimo dijo...

Hola rainman, y gracias por la participación en el blog. Intentaré contestar a tus preguntas, pero no es fácil generalizar en este caso. Hay especies cinegéticas que precisarían de una erradicación y otras que bastaría con un control. En el caso de muflones y arruís está claro que el daño que producen es inmenso comparado con el presunto beneficio que pueden ocasionar. La tradición de la caza mayor en Canarias no existe, y sólo se benefician de ella un pequeño grupo de personas, así que sin duda yo pensaría en su erradicación. Otras especies cinegéticas introducidas no son tan perjudiciales, como las perdices, cuya acción sobre el sistema parece similar a la de otras especies autóctonas (codornices, hubaras, corredores, etc.) y sus poblaciones no crecen mucho de manera natural, al contrario, deben sostenerse artificialmente. Pero en medio está el conejo. El daño que produce es muy grande, tanto por depredación directa sobre la vegetación como dispersando especies invasoras o erosionando el suelo, pero existe un entramado socio-económico, de gran implantación en las Islas, que se beneficia de su presencia. Aquí, siempre en mi opinión, hay que gestionar más fino. Sin duda hay que intentar erradicar las poblaciones de conejos de espacios naturales de gran valor (Cañadas del Teide, Inagua, Taburiente, islotes, etc.) y poco a poco ir concienciando a la gente para que deje de existir esta necesidad social de la caza, y cuando sea posible generalizar los trabajos de eliminación del conejo. Cosa que por otra parte será imposible eliminar del todo. Pero esa labor de cambio de mentalidad no se está realizando aún. El ejemplo más cercano, a mi entender, es el del tabaco. Sin prohibirlo, la percepción de fumar a cambiado en las últimas décadas, y hoy todo el mundo sabe que es malo, incluso los que fuman, y se disminuye su impacto. Pero sé que la cosa es mucho más complicada de lo que parece. Hay que empezar por afrontar el tema desde un punto de vista mediambiental: el daño que produce el conejo a nuestros ecosistemas, y no desde una perspectiva pseudodeportiva o administrativa, y eso es una decisión política.
No me extiendo más, espero haberme explicado bien. Un saludo y de nuevo gracias por tu participación.

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