martes, 10 de marzo de 2009

El porqué de las cosas.

La existencia de una especie en un territorio que no le es propio se debe a dos circunstancias distintas: el motivo de su introducción y su capacidad de propagación. Los trabajos sobre especies invasoras se centran hoy en la segunda cuestión, ya que el porqué de su presencia en el lugar es un hecho inmutable. Pero no dejan de tener interés, aunque sea histórico y etnográfico, los motivos por los que una especie ha sido introducida en una zona. Eso ocurrió con muchas plantas arraigadas en Canarias desde muy antiguo, como las piteras (Agave americana), introducidas seguramente desde el siglo XVI, pero con toda seguridad, totalmente aclimatada y parte de nuestro paisaje desde el siglo XVIII. La razón de este comentario es la portada de una vieja guía de la isla de Gran Canaria que encontré este fin de semana en el rastro de Las Palmas de Gran Canaria. En esta portada, además de aparecer como plantas "canarias" Cylindropuntia spp., y otra especie de Agave, aparece una fotografía en la que se aprecia el uso de las piteras como cerca viva, para separar cultivos o zonas de pasto. Es posible incluso ver que las hojas de las piteras están cortadas y seguramente han sido utilizadas, una vez picadas, como alimento para el ganado. Esta costumbre ya es citada por Humboldt en 1799 (confirmar todo esto en Salas Pascual, M. & Cáceres Lorenzo, M.T. Notas históricas y estudios de algunas plantas mesoamericanas en Canarias: piteras, tuneras y estramonios. Vegueta 7: 255-263 (2003), en la biblioteca del blog) y se mantuvo hasta la mitad del pasado siglo XX. Las piteras, al igual que las tuneras, servían para este uso además de proveer de alimento para el ganado y para las personas (caso de las tuneras), para la obtención de fibras vegetales, etc. Hoy, ya sin interés práctico para nosotros, y gracias a su capacidad de propagación asexual, se han convertido en plantas invasoras, que debemos controlar. En este sentido, desde este blog me gustaría llamar la atención sobre la importancia cultural y etnográfica de ambas plantas: la pitera y la tunera, que, como las distintas razas de ganado autóctonas, deberían contar en los futuros planes de bancos de semillas y germoplasma de variedades y razas autóctonas que algunos cabildos insulares están desarrollando (por ejemplo el Centro de Agrodiversidad de La Palma (Germobanco)).

2 comentarios :

Grupo de Conservación. dijo...

¿porqué habría que conservar semillas de plantas que se comportan como invasoras? Por mucha variedad autoctona que sea, pienso que no hace falta molestarse mucho por ellas. En sus zonas de origen tendria más sentido, pero aqui..creo que tenemos agave y opuntia para el resto de la vida.

Anónimo dijo...

Hola a todos:
Yo creo que, por muy invasoras que sean, tanto piteras como tuneras han tenido una importancia en los sistemas agrícolas canarios que no podemos olvidar, como lo tienen la papa o el tomate. Que deban controlarse en el medio natural no impide que preservemos el acervo agrícola, la agrodiversidad. Las variedades de tuneras canarias, y las piteras son tan patrimonio cultural canario como lo son las variedades de batata, papa, millo, calabaza, o incluso como el cochino negro o el pastor garafiano. Si soltásemos cochinos por el monte, como existían en los siglos XVI y XVII, seguro que serían también una plaga en algunos sitios. Una cosa no quita la otra.
Un saludo.

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