domingo, 8 de marzo de 2020

Tomarse en serio el problema es la única solución. De nuevo Pennisetum setaceum.

    En ocasiones uno se cansa de repetir siempre las mismas cosas y de oir siempre las mismas frases referidas a un mismo tema. ¿Cuántos años hace que se trata el problema que ocasiona el rabo de gato, Pennisetum setaceum, en el medio canario? Muchos. Y ¿qué se ha hecho? Varias cosas: legislativamente se ha incluido en el catálogo nacional de especies exótivas invasoras, con todo lo que ello implica, se ha elaborado unas directrices técnicas para el manejo y arradicación de los individuos de esta especie (ORDEN de 13 de junio de 2014,BOC Nº 120. Martes 24 de Junio de 2014 - 2753, http://www.gobiernodecanarias.org/boc/2014/120/006.html); socialmente hay grupos de voluntarios en todas las islas, organizados para eliminar, mejor o peor, los individuos que puedan; y científicamente, se ha avanzado bastante en el concimiento fisiológico y reproductivo, corológico, de la especie. Pero sigue ocurriendo esto:


     Esta imagen es de ayer en una carretera en Guía, norte de Gran Canaria, cerca del Punto Limpio del municipio. Como se aprecia claramente, se ha intentado eliminar el rabo de gato que crece a la orilla de la carretera muy probablemente con una desbrozadora, y esto ha conseguido el rejuvenecimiento de las plantas, que ahora, con la escasa lluvia caida, son capaces de rebrotar más verdes que los individuos viejos y fabricar nuevas espigas que aumentarán, si cabe, el banco de semillas. No se ha seguido el procedimiento arriba indicado, no se ha seguido ningua recomendación (quitar y sembrar algo en la zona limpiada), ni se han eliminado los restos vegetales resultado del corte. Total, tiempo y dinero tirados, más ventajas para Pennisetum setaceum. Un éxito.
    Y no es un ejemplo aislado. Mucha carreteras del norte de Gran Canaria, y quizá de todas las Islas, reciben el mismo tratamiento. Y ahora repitamos otra vez que el problema es muy grave, que estamos haciendo cosas importantes para mitigarlo, invitemos a los voluntarios a que sigan trabajando, organicemos charlas a escolares, tengamos proyectos de investigación para conocer el método más adecuado para su erradicación, tengamos aplicaciones para promover la ciencia ciudadana en este campo, y pongamos velitas a Santa Rita para que frene la invasión. Todo esto tendrá el mismo resultado si no podemos hacer lo más básico.

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