En los últimos días han saltado a la opinión pública dos noticias que son ejemplo de la necesidad de ser científicamente precisos y de luchar contra ideas preconcebidas que distorsionan nuestra interpretación sobre cómo luchar contra las especies invasoras.
Estas dos noticias son, la difusión de un artículo sobre cómo influyen los malentendidos científicos en la gestión de los ungulados introducidos en España:
Jorge Cassinello. Misconception and Mismanagement of Invasive Species: the Paradoxical Case of an Alien Ungulate in Spain. Conservation Letters. DOI: 10.1111/conl.12440 (http://www.d-andalucia.csic.es/es/noticia/un-estudio-csic-cuestiona-que-especies-invasoras-sean-daninas-para-ecosistemas-sureste).
Y la segunda, más a nivel local, el inicio este año del proyecto Invasores de Nuestro Entorno, que este año se expande a todo el Archipiélago (http://invasoresentorno.com/).
En la primera noticia, Jorge Cassinello nos dice que fue un error incluir al arruí (Ammotragus lervia) en el listado nacional de especies exóticas invasoras, ya que no hay estudios científicos que prueben que el arruí sea eso, una especie invasora. Y es cierto. Eso pasa con muchas de las especies incluidas en el catálogo susodicho, y ya costó la eliminación de Nicotiana glauca del listado. Pero eso tampoco quiere decir que no lo sea. De momento es una especie introducida, lo que puede indicar que su efecto sobre el medio puede ser negativo, ya que el resto de especies no están adaptadas a su presencia. Es una posibilidad nada desdeñable. Pero hay que demostrarlo. De ahí la necesidad de ser precisos. Si queremos que una norma sea sólida, debe tener sólidos cimientos, y eso se consigue con estudios. Para aquellas especies de las que no se tienen estudios, debería existir una lista de especies potencialmente invasoras, e incluir en ella las especies introducidas cuya capacidad invasora haya sido demostrada en otros lugares o que la especie tenga características propia de especies invasoras (reprodución asexual, rapidez en la expansión, efectos notorios sobre otras especies, etc.).
Pero, ¿qué pasa cuando hay estudios y no se hace nada? Caso de los conejos, ratas, cabras, muchos insectos, rabo de gato, tuneras, piteras, etc.
Ahí se tropieza con el segundo problema, la diferente percepción de lo que es una especie exótica. Si le preguntamos a la gente si consideran al conejo, a la cabra, a la tunera, una especie exótica, con mucha probabilidad nos dirán que no, que conviven con nosotros desde hace siglos. Si les pedimos que nos hagan una lista de especies exóticas nos hablarán de iguanas, loros, serpientes, tarántulas, y demás. Nos cuesta entender que una rata, un conejo, un geranio, sean exóticos, pero lo son, y además muchos de ellos son invasoras.
En el proyecto Invasores de Nuestro Entorno las especies que se van a trabajar son de este grupo, de las exóticas, exóticas: serpientes y cotorras, con el añadido de las ardillas en Lanzarote y Fuerteventura. Esta selección no es la que propusieron los técnicos del proyecto, sino la que aceptaron los gestores del Gobierno de Canarias. Nada de plantas ni de especies invasoras que puedan producir polémica. Que sean exóticas, exóticas. Y sin duda que serpientes y cotorras se merecen incluirse en este proyecto (aunque el caso de las cotorras necesitaría un estudio sobre su efecto sobre el medio natural, ya que de moemento se limitan a ambientes urbanos). ¿No tienen gatos, ratas, conejos, cabras como problema ambiental en La Palma, La Gomera, El Hierro, Tenerife y demás islas de Canarias?
Parece que finalmente se fomenta esta idea del exotismo entre nuestros alumnos y no nos parece bueno. No se prioriza el trabajo de divulgación y erradicación de las especies por el daño que causan, sino que se trabaja con las especies que no dan problemas. Mala cosa.
Imágenes de Ageratina adenophora y Pennisetum setaceum, dos de las especies de plantas incluidas en el catálogo nacional de especies exóticas invasoras. Nadie duda sobre su carácter invasor, pero no existen trabajos científicos que lo demuestren. Como no tienen utilidad económica conocida tampoco nadie se plantea sacarlas. No pasa lo mismo con tuneras, conejos, etc.
Web del proyecto Invasoras de Nuestro Entorno, una iniciativa con tres años de experiencia que este año se expande a todo el Archipiélago. En la imagen incluye al rabo de gato, pero el trabajo con los alumnos se limita a especies de vertebrados "exóticos, exóticos", como la culebra real de California, las cotorras de Kramer y argentina, y la ardilla moruna.
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