Entre las especies vegetales y animales existen muchos ejemplos de seres que utilizan su parecido con otros para pasar desapercibidos, asustar depredadores, acercarse a sus presas, etc. Pero el caso del árbol australiano Pittosporum undulatum es distinto. Se ha empleado desde hace años profusamente en jardinería, pero incluso se sigue empleado hoy en bordes de carreteras e incluso algunas personas, bien intencionadas, los cultivan en las zonas de medianías con la idea de que se trata de laureles. Su parecido con el laurel mediterráneo, Laurus nobilis, radica en sus hojas, única parte del dicho laurel que la gente conoce, y así concluyen: "como el laurel es un árbol canario y este árbol es un laurel, pues lo planto". Este curioso razonamiento ha permitido que incluso hoy, cuando se conoce el potencial invasor de esta especie en Brasil, Hawai e incluso en Madeira y Azores, y que en Canarias se hayan realizado campañas de erradicación de este árbol, por ejemplo, en el Valle de la Orotava (Tenerife), se sigan plantando en las orillas de nuestras carreteras y en nuestos montes. Así pueden verse en la carretera de subida a Bandama (Gran Canaria), a la entrada de Valleseco (Gran Canaria), en Santa Cristina (Guía, Gran Canaria), etc. Por favor, a los responsables del "embellecimiento" de nuestras carreteras, Pittosporum undulatum no es un laurel.
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