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domingo, 9 de octubre de 2022

Tomarse en serio el problema es la única solución. De nuevo Pennisetum setaceum. II

    Por primera vez en la historia de este blog, que ya va para 14 años, nos atrevemos a repetir casi completamente una entrada. Se trata de la que se publicó el domingo 8 de marzo de 2020, sobre el tratamiento de Pennisetum setaceum (=Cenchrus setaceum) en las carreteras. En esa ocasión se trataba de una carretera de Guía, en Gran Canaria, y ahora de un estacionamiento de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, pero el caso es el mismo, o peor. Cambiaremos las imágenes, cambiaremos algo el texto, pero la sensación de rabia e impotencia es la misma.

    "En ocasiones uno se cansa de repetir siempre las mismas cosas y de oir siempre las mismas frases referidas a un mismo tema. ¿Cuántos años hace que se trata el problema que ocasiona el rabo de gato, Pennisetum setaceum, en el medio canario? Muchos. Y ¿qué se ha hecho? Varias cosas: legislativamente se ha incluido en el catálogo nacional de especies exótivas invasoras, con todo lo que ello implica, se ha elaborado unas directrices técnicas para el manejo y arradicación de los individuos de esta especie (ORDEN de 13 de junio de 2014,BOC Nº 120. Martes 24 de Junio de 2014 - 2753, http://www.gobiernodecanarias.org/boc/2014/120/006.html); socialmente hay grupos de voluntarios en todas las islas, organizados para eliminar, mejor o peor, los individuos que puedan; y científicamente, se ha avanzado bastante en el concimiento fisiológico y reproductivo, corológico, de la especie. Pero sigue ocurriendo esto:"

Un aparcamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que, como las carreteras, se ven pobladas por matas de rabo de gato que crecen en sus bordes, entre el asfalto y los bordillos. Molestan a los coches y hay que quitarlos. Una mañana se plantan dos furgonetas de operarios con la maquinaria precisa: desbrozadoras y sopladores de hojas. Primero cortan las matas a ras de suelo, y con las segundas hacen "montoncitos" soplando las hojas, inflorescencias y demás para facilitar la recogida. En mañana y media limpiaron, provisionalmente, el aparcamiento. Hasta la próxima ocasión, que será dentro de poco. De paso expandieron semillas por toda la zona, aunque ya estaba llena de ellas. En pocas horas infringieron varias leyes. ¿Desconocimiento, desidia? Un poco de todo. ¿Responsables? No los operarios (aunque un poco, ya que todos tenemos obligación de formarnos en las cosas que afectan a nuestro trabajo), pero sobre todo sus jefes, y el ayuntamiento que no cumple con sus obligaciones. ¿Pasará algo? Nada. Y seguimos.

 

Montón de rabo de gato y detalle de sus espigas, listo para ser recogido, dentro de algunas horas.

Operario amontonando restos de la poda con un soplador de hojas. Se ha preferido ocultar al operario para no permitir su reconocimiento

Cepellón del rabo de gato cortado con la desbrozadora. Incluso le quedan algunas hojas que no se llegaron a cortar. De este cepellón crecerán en breve nuvas hojas, tallos e inflorescencias, con más fuerza que antes ya que la corta produce el rejuvenecimiento de la planta.
 

Detalles de las zonas donde crecían las plantas. La sopladora de hojas ha acumulado gran cantidad de semillas ahí donde es más fácil que germine, en las grietas entre bordillo y asfalto. Las proximas lluvias verán una espectacular proliferación de rabo de gato. Suma y sigue.

    "Y no es un ejemplo aislado. Mucha carreteras del norte de Gran Canaria, y quizá de todas las Islas, reciben el mismo tratamiento. Y ahora repitamos otra vez que el problema es muy grave, que estamos haciendo cosas importantes para mitigarlo, invitemos a los voluntarios a que sigan trabajando, organicemos charlas a escolares, tengamos proyectos de investigación para conocer el método más adecuado para su erradicación, tengamos aplicaciones para promover la ciencia ciudadana en este campo, y pongamos velitas a Santa Rita para que frene la invasión. Todo esto tendrá el mismo resultado si no podemos hacer lo más básico."


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