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viernes, 27 de agosto de 2021

Progresión del rabo de gato (Pennisetum setaceum) en la zona de Bandama-Los Hoyos.

 Cada vez que se visita uno de los paisajes gológicos más impresionantes de Gran Canaria, la Caldera y el Pico de Bandama, uno sale con sentimientos encontrados: por un lado la vegetación natural progresa en este entorno de manera palpable, pero por otro el rabo de gato (Pennisetum setaceum) sigue su progreso incontrolado. Desde que iniciamos la andadura de este blog venimos proporcionando noticias de esta progresión, primero en 2009 (http://invasionesbiologicas.blogspot.com/2009/09/expansion-de-una-poblacion-de.html), más tarde en 2014 (http://invasionesbiologicas.blogspot.com/2014/04/bandama-diez-anos-de-seguimiento.html) y la última vz en 2019 (http://invasionesbiologicas.blogspot.com/2019/04/pennisetum-setaceum-sigue-su-progresion.html). Tenemos imágenes de esta progresión que podemos resumir en las tres siguientes fotografías:



Hoy la cosa está peor. Las imágenes siguientes son de este mes de agosto de 2021. No sólo se extiende por la ladera de picón que se aprecia en las fotografías, sino que cubre gran parte del borde norte de la Caldera, en su cara que mira al interior de la misma,


Y empieza a ocupar la base de los acantilados orientados al sur. Cualquier zona en solana formada por derrubios es perfecta para su asentamiento.

Pero esto no ocurre sólo en este espacio natural protegido, sino en toda la zona de Tafira-Bandama-Los Hoyos. Para su divulgación hemos elaborado un pequeño vídeo en el que se ha querido ofrecer, mediante las imágenes obtenidas a través de Googe Earth, una visión de esta progresion en dos zonas del área. El Cabezo y el Camino del Fierro. Dos antiguas zonas agrícolas hoy cubiertas por completo por esta planta. Aquí van simplemente dos imágenes del antes y en después de cada una de estas zonas.

El Cabezo:


Y el Camino del Fierro:


Poco mas que decir. A ver si alguien hace algo. Esto no se para con voluntarios.

Aquí les dejo el vídeo. Ruego difusión.


 






sábado, 7 de agosto de 2021

Cambios en los nombres comunes tradicionales de las plantas y animales. Otra forma de perder riqueza relacionada con el mundo natural.

     Permítanme en esta entrada, y aunque este tema no esté estrictamente relacionado con las especies introducidas, presentar aquí un problema derivado de la afición del ser humano por cambiar aspectos naturales o tradicionales relativos con el conocimiento de nuestro entorno natural. Se trata de la tendencia actual de cambiar los nombre comunes tradicionales de plantas y animales, por otros que se pretenden más apropiados, por sonar mejor, por moda o por la intención de solucionar el complicado problema de relacionar un nombre común con una única especie, o una especie con un único nombre.

    Pero los nombres comunes de plantas y animales son de gran importancia cultural, desde el punto de vista lingüístico, histórico, social y etnobiológico, y la única manera de evitar su pérdida es utilizarlos de manera correcta, en su contexto, mantenerlos vivos y útiles. 

    Una visión de este problema pueden obtenerla en el siguiente artículo, publicado en la revista de divulgación The Conversation.

https://theconversation.com/aloe-o-sabila-la-riqueza-de-los-nombres-tradicionales-de-plantas-164922

     

    Y en este tema muchos debemo entonar el mea culpa, ya que muchas veces somos los propios técnicos y científicos los que introducimos estos nuevos nombres derivados de los científicos para denominar a estas plantas que ya tenían nombre común y que no necesitaban de estos neologismos. Nombres como bencomia, que sustituye a los tradicionales rosalito o zumaquero, deberían evitarse en listados de nombres comunes, y otros como busardo ratonero o ratonero común no deberían ser calificados como comunes, como sí lo es en Canarias el término aguililla. El problema de la multiplicidad de nombres comunes para designar a una misma especie ya lo resuelven los nombres científicos, que muchas veces somos reticentes a usar por la mala acogida que tienen entre el público general. Y si una especie no tiene nombre común, o no los conocemos, no podemos inventarnos uno, hay que difereciar nombres técnicos, que pueden ser bencomia, ratonero, o los que se quiera inventar, de los nombres realmente comunes, tradicionales, y eso es necesario reflejarlo claramente en nuestros escritos. El léxico de un territorio es también digno de protección.

Detalle de Bencomia caudata, y ficha de esta especie en la base de datos de la biodiversidad canaria (BIOTA), donde aparecen juntos los nombres, bencomia de monte y zumaquero, siendo el primero un neologismo y el segundo un término tradicional que nos habla del aspecto de la planta (similar al zumaque) y lo relaciona con topónimos como El Zumacal.