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Para quien no la conozca, la Finca Osorio, en Teror (Gran Canaria) es un espacio incluido en el Parque Rural de Doramas, propiedad del Cabildo de Gran Canaria y que, en la actualidad, está transformándose en uno de los núcleos donde mejor se reunen los conceptos de educación ambiental, regeneración de ecosistemas, paisaje y agricultura tradicional, y no siempre es algo sencillo. En definitiva se trata de un lugar con valores naturales y culturales que deben conservarse. Pero para ello es importante gestionar esta mezcla de plantas y animales relacionadas con la agricultura y ganadería tradicional (castañeros, robles, alcornoques, nispereros, plantas ornamentales, gallinas), con las plantas propias del monte verde que se potencian con repoblaciones (madroños, fayas, laureles, viñátigos, etc.).
Un ejemplo de esta mixtura, a la que ya hemos dedicado alguna entrada, es el de las gallinas asilvestradas (Gallus gallus). No son gallinas camperas que sean aprovechadas por el agricultor, que también las hay en Osorio, sino gallinas asilvestradas, que viven y se reproducen en medio del monte, y que como mucho, son un motivo de diversión para los niños, y no tan niños, que visitan el entorno.
Hasta ahora hemos hablado en el blog del efecto negativo que producen sobre el suelo, removiendo la hojarasca y erosionando el mantillo, pero además hemos podido ver varias veces gallinas subidas a los árboles, no sabemos si buscando protección o alimento. Esto último es muy probable ya que las veces que se ha observado este comportamiento siempre ha sido sobre laureles o loros (Laurus novocanariensis), que están cargados de frutos en la actualidad. Es un hecho conocido que las gallinas suelen subirse a los árboles para dormir tranquilas, pero la hora de los avistamientos que se muestran en el vídeo que acompaña a esta entrada, son de actividad normal de estos animales.
De alguna manera hay que gestionar este problema, primero conocer el impacto real, cuantificarlo, y, si es necesario, poner soluciones. Mientras se hace, no olviden mirar hacia arriba si caminan alguna vez bajo un laurel en su visita a Osorio, pueden llevarse una sorpresa.
Gallinas al atardecer en la Cruz de Tejeda. Se disponen a dormir en las ramas de un viejo castañero.
¿Y no pueden actuar beneficiosanente como dispersadores de semillas?
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