La velocidad de la progresión de las poblaciones de Pennisetum setaceum es un dato de gran interés para comprender su dinámica y elaborar estrategias de eliminación. Además, la capacidad de competir con formaciones vegetales autóctonas, en ambientes seminaturales, es una cuestión de vital importancia para saber si una planta es realmente invasora y cuál es su grado de agresividad. Para tales fines venimos aprovechando las múltiples visitas que realizamos a la Caldera y el Pico de Bandama (Gran Canaria), para realizar un seguimiento fotográfico de las poblaciones de Pennisetum setaceum que están propagándose por la ladera de picón que cae desde el pico hasta la Caldera de Bandama, propiciado, entre otras cosas, por la construcción de la carretera que asciende al Pico. El último invierno de 2013-2014 se cumplieron 10 años de este seguimiento, y los resultados no pueden ser menos alentadores. Lo que en 2003 eran unos cuantos ejemplares asentados sobre el yacimiento arqueológico de la Caldera, a finales de 2013 se habían convertido en varias manchas establecidas por toda la ladera, además de encontrarse ejemplares dispersos por todo el fondo de la Caldera y un buen número de ellos cerca de las casas del fondo. Es interesante comprobar que las densidades de Pennisetum más elevadas se dan en las laderas que en 2003 estaban más desocupadas por la vegetación natural: matorrales de Rumex lunaria, Lavandula canariensis, Periploca leavigata, etc. En definitiva, la ocupación continúa, a costa de las plantas autóctonas, constatando una vez más el carácter realmente invasor de la planta. Lamentamos que en estos 10 años no se haya realizado una sóla actuación en la zona, muy complicada, dada la inclinación del lugar donde crecen las plantas y el gran impacto que causaría la entrada de un buen número de personas y material en las laderas de picón de la zona.
En estos días, después de un año sin visitar el oeste de la isla, estuve por la zona de El Risco y Guayedra. Recordaba de la última visita como la planta se había extendido de forma importante por la zona.
ResponderEliminarPero lo que vi en esta ocasión me dejó atónito. Laderas enteras donde la flora local había sido desplazada, fondos de barranco en los que el rabo de gato no dejaba al descubierto ni un centímetro de suelo y un paisaje tan alterado por la planta que en ocasiones no parecía Gran Canaria.
Sinceramente pienso que estamos ante la mayor amenaza natural a la que se ha enfrentado el archipiélago, una amenaza alentada por la falta de soluciones (el problema es realmente complejo) y la inoperancia de las administraciones.
Hola Jonay. Gracias por tu comentario. Efectivamente el problema es importante, muy importante, y en esa zona de la Isla es ya de muy difícil solución. Debería ser una prioridad para la Reserva de la Biosfera, pero por aquí lo importante queda en segundo lugar tras lo urgente y publicitario, y eso ahora son los life de Guguy y las palomas. Es un problema muy difícil, pero habrá que empezar por algún sitio.
ResponderEliminarSaludos y gracias de nuevo
Hay que empezar por algún sitio, y hacerlo bien que sino... y sobre todo controlarla en zonas sensibles en las que compite directamente con especies raras o muy amenazadas... en Tamadaba está progresando por algunos puntos delicados cerca de poblaciones de Sideritis guayedrae y Gonospermum oshanahanii...
ResponderEliminarHola Juan. Acaban de publicar las directrices de actuación para la eliminación de Pennisetum. Ahora solo falta ponerse a trabajar, pero no parece que sea una cuestión prioritaria. ¡Hay tantas cosas que hacer! Un saludo y gracias por tus comentarios
ResponderEliminarHola ya se esta actuando para el " control" del Penisetum en la caldera de Bandama
ResponderEliminarHola Antonio. Muchas gracias por la información. Mañana mismo que tengo el dia libre me paso a ver qué están haciendo. Gracias y esperemos que sea un éxito.
ResponderEliminarSaludos y gracias por su comentario.