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domingo, 27 de febrero de 2011

El Plan Insular de Caza de Gran Canaria: un buen plan con un principio equivocado

El pasado 25 de febrero se presentó en la Casa de la Cultura del Cruce de Arinaga el Plan Insular de Caza de Gran Canaria, el primer documento de estas características que se ha realizado en el Archipiélago (pueden descargarlo desde esta dirección: http://portal.grancanaria.com/portal/ContenidoTotal.px?codcontenido=29090&codigo=1114). Hay que decir en primer lugar que se trata de un documento muy interesante y perfectamente válido para el objetivo que persigue. Está teniendo una buena acogida entre los colectivos de cazadores (comprobar, por ejemplo en http://acec-canarias.blogspot.com/2009/06/un-buen-plan-insular-de-caza-para-gran.html) y, si se lleva a cabo, la actividad cinegética tendrá un inmejorable futuro en la Isla. Se trata de un documento muy completo y escrito desde el conocimiento de la probleámtica actual de la caza en Gran Canaria y de la geografía insular. Felicidades al autor por este magnífico trabajo y enhorabuena al Cabildo por la iniciativa.
Pero desde este blog en el que tratamos las invasiones biológicas, no podemos dejar de lado ciertos aspectos que creemos de mucha importancia y que parece necesario concretar.
Según nos dice el documento en sus primeras páginas:
“La caza es un recurso natural que debe ser aprovechado de forma sostenible, de manera que se asegure su renovación y, con ello, su persistencia en el tiempo. Mientras el aprovechamiento del recurso cinegético es un derecho del cazador, nunca debe olvidarse que su correcta gestión es una obligación para el gestor”
La definición de "recurso natural" es la siguiente: "Se denominan recursos naturales a aquellos bienes materiales y servicios que proporciona la naturaleza sin alteración por parte del ser humano" (http://es.wikipedia.org/wiki/Recurso_natural). Queda claro que se trata de los recursos que nos da la naturaleza sin actuación alguna de la especie humana. El documento añade:
“El recurso se ha artificializado, convirtiéndose la isla en un “gran coto intensivo”, donde las herramientas de gestión predominantes son las sueltas sistemáticas de perdiz y conejo, sin apenas implantación de técnicas de intervención ambiental, signos inequívocos de la ausencia de gestión”
En Canarias la caza de conejos y perdices no ha sido nunca un recurso natural, propiamente dicho, ya que ambas son especies introducidas. Para mantener este recurso lo que hay que artificializar es el medio. En un medio natural canario sin alteración humana no existiría ninguna de las dos especies.
Entre los objetivos del Plan están:
Salvaguardar la sostenibilidad del recurso cinegético, asegurando su persistencia en el tiempo y por ende la consecución de los objetivos ambientales, sociales y económicos de la caza.
Mejora del medio natural como consecuencia de las técnicas de intervención ambiental aplicadas sobre el territorio.”
Los objetivos cinegéticos y los ambientales en las Islas pueden llegar a ser opuestos, y por tanto difícilmente compatibles, por lo que las técnicas de intervención ambiental necesarias para mantener el “recurso” difícilmente mejorarán el medio natural.

Si se quiere mantener el acervo cultural que implica la caza en Canarias, perfecto, compartimos la idea, pero que no se intente mezclar este objetivo con la preservación del medio ambiente, es más, preservar la caza en Canarias no puede hacerse sin un precio ambiental que debemos pensar si estamos o no dispuestos a pagar. Es cuestión de tomar una decisión. Si se mantiene, cosa que, repito, apoyamos, debe quedar claro entre los cazadores la responsabilidad que conlleva esa decisión, ya que el resto de ciudadanos aceptamos perder parte de un derecho para que ellos prosigan realizando esta actividad.

Desde el punto de vista ambiental, en Canarias no hay diferencia entre la caza del conejo y la del muflón, por ejemplo, pero social y culturalmente si hay una gran diferencia, por eso, desde nuestra opinión debe mantenerse la primera y no la segunda, pero sólo por eso, a sabiendas que ambas son perjudiciales para el medio ambiente.

Esa característica de animales invasores del conejo y la perdiz roja no consta en el Plan Insular que aquí tratamos, y podría ser una cuestión a considerar ya que permitiría, por ejemplo, la posibilidad de erradicación de estos animales en lugares muy concretos, donde su efecto sobre la vegetación local puede ser muy negativo (Tilos de Moya, Inagua, etc.) y donde está prohibida su caza.
Dejando a un lado este transcendente tema, nos parece también importante y significativa la atención que el plan da a las especies asilvestradas que depredan sobre las cinegéticas: perros, gatos y ratas, que denomina depredadores asilvestrados, y erizo moruno y culebra real que cita como ¿depredadores naturales? Además señala la importancia de controlar las de poblaciones de Cotorra de Kramer (Psittacula krameri) y la cotorra de la patagonia (Cyanoliseus patagonus). Parece un poco forzada esta diferenciación, y todas estas especies deberían ser tratadas por igual en este Plan. Compartimos con el autor del plan la alarma que produce la gran densidad de gatos y perros asilvestrados en nuestros montes, y la necesidad de que exista una mayor vigilancia en este sentido.

De nuevo felicidades a todos los que han intervenido en la redacción de este documento y manos a la obra.

2 comentarios:

  1. Si que en la introduccion del conejo y la perdiz roja del Plan Insular de Caza de Gran Canaria se hace mencion de que ambas son especies introducidas.

    La caza es hoy en dia una actividad legal, por tanto, entiendo que aunque no nos guste, su regulación es beneficiosa en el marco actual.

    La recuperación de nacientes, la limpieza y restauración de fuentes, la recuperación del agrosistema de secano, son acciones que redundan claramenyte en una mejora de la productividad del medio natural y no solo sobre las especies cinegeticas. Pretender un medio natural impoluto pre-conquista es una quimera. Opino que la regulación de las diferentes actividades y agentes que intervienen sobre el medio es la unica forma de racionalizar los aprovechamientos y con ello la conservación de la rica biodiversidad canaria, por cierto mientras debatimos miles de atropellos se comenten en el.

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  2. Totalmente de acuerdo contigo. Hay que regularla, no prohibirla, pero regularla teniendo en cuenta que se trata de especies invasoras que producen daño al sistema. Ejemplo, erradicarlas de espacios naturales puntuales, reservas integrales, donde producen serios daños (Montaña de Inagua, Juncalillo del Sur, Jinamar), gestionar la tenencia de hurones, que ya se han asilvestrado en La Palma y terminarán por hacerlo en todas las islas, etc. Repito, caza sí, gestión también, pero no gestión de la caza como un recurso natural en las islas, gestionar la caza con el mínimo impacto de ésta sobre la biodiversidad. No como un derecho de los cazadores, sino como una concesión de la sociedad hacia éstos, por lo que si en algún momento los intereses conservacionistas y cinegéticos chocan, que se prioricen los primeros.
    Un saludo y gracias por seguir el blog y participar en él.

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